La verdad que de Basquet no entiendo nada, absolutamente nada, por lo que por lo único que tomé la iniciativa de ver “Hustle” (o “Garra”, según cómo tengas configurado tu Netflix) fue porque el protagonista es uno de mis actores favoritos.
Adam Sandler es el responsable de horas y horas de risas en mi infancia; es el invitado especial en las tardes en familia, de noches con mis primas; es el compañero ideal de viajes en micro a la Costa Atlántica y por el único que hoy en día dejaría un canal de cable si engancho alguna de sus pelis.
Que haya sido el responsable de tantas alegrías en mi infancia no quiere decir que todos tengamos las mismas pretensiones a la hora de exigirle a un artista ¡Pero seamos sinceros! Adam Sandler siempre es un planazo, y jamás entendí por qué lo tildaban de mal actor. Hasta que tuve la buena idea de ver “Hustle”.
Hay muchos puntos a tratar sobre la historia, pero vamos a puntualizar en nuestra estrella de hoy: Stanley Sugerman. El chabón es un cazatalentos de la NBA que viene de una mala racha que, lejos de mejorar, empeora. Solo, con su vocación, su confianza y sus problemas, descubre a la próxima estrella del básquet y las esperanzas por volver al ruedo se reavivan. Pero claro, las cosas nunca se resuelven tan rápido.
¿Por qué Adam Sandler es un mal actor? Porque jamás tuvo la oportunidad de lucirse en otro papel que no sea cómico, divertido y descontracturado. No lleva la mochila de ser un “pésimo actor” porque lo sea. Sino porque nunca le dieron la chance de mostrar todo su potencial.
“Diamantes en bruto” fue un primer paso para verlo en este tipo de papeles. Y aunque no está ni cerca de ser uno de mis films favoritos, creo que se la infravaloró justamente por quién la protagonizaba. No sé vos, pero yo, más allá de que sea un actor al que consumo desde que tengo memoria y por ende le tengo mucho cariño, quiero y necesito más de él en estos roles.
Pareciera que con ciertos actores o actrices la exigencia es mayor. No importa lo que hagan, los ojos del mundo estarán atentos a criticarlos. Creo entonces que un poco el desafío está en olvidarse de su background para enfocarse directamente en lo que propone según el escenario.
“Hustle” no merece un Oscar ni nada por el estilo. La realidad es que se trata de una linda película, con lindos mensajes, una buena producción y un Adam Sandler que la rompe toda. Es obvia la trama y el obvio el desenlace, pero el papel al que le da vida logra cautivarte y te da ganas de acompañarlo hasta las últimas.
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