El séptimo arte tiene como propósito narrar historias, reales o ficticias, que transmitan pensamientos, emociones, valores y conocimientos, pero no siempre son auténticas y comúnmente repiten, validan y promueven estereotipos de género, en especial en los personajes femeninos, que tienden a ser secundarios, limitados o encasillan a las mujeres como seres indefensos, sensibles, inestables u objetos sexuales, en comparación con sus contrapartes masculinas.
Hoy en día cada vez más mujeres toman el control delante y detrás de cámaras y desafían estas representaciones, aún así la Industria Cinematográfica continúa siendo liderada por varones. Comprenderás que no basta con ver un film, hay que analizarlo desde una mirada crítica. Por esta razón te contamos cuáles son los estereotipos femeninos más comunes y cómo identificarlos.
La mujer en busca del príncipe azul
Este es el estereotipo más fácil de detectar dado que se ha cuestionado desde hace varios años. Pues, las mujeres crecimos viendo películas románticas y de fantasía en las que la vida de las protagonistas cobran sentido cuando finalmente encuentran al hombre indicado y viven felices por siempre, tal y como en las clásicas películas de Disney: Cenicienta, Blancanieves, La bella y la bestia, Rapunzel o La Sirenita.
La mujer que cumple su función social
Notarás que en muchas historias los personajes femeninos representan el rol que la sociedad patriarcal les impone: son heterosexuales, esposas y madres. No tienen deseos o metas y su vida gira en torno al personaje masculino principal, con lo cual no tienen desarrollo. Se ve a menudo en el género de drama y en casi todos los personajes femeninos de las películas de Christopher Nolan (que además tienen muertes trágicas), un gran director, pero que solo aborda historias de varones.

La mujer objeto de deseo
Estos personajes fueron pensados y creados para la mirada del varón cis-hetero, por lo tanto cumplen con todos los estereotipos hegemónicos de belleza: son flacas, altas y, sobre todo, sexys. La mayoría están presentes en las películas de acción o superhéroes. Este estereotipo lo cumple Mena Suvari en “Belleza Americana” (1999), Megan Fox en “Transformers” (2007) o Scarlett Johansson como Black Widow en el UCM.
La mujer malvada
¿Cómo suele estar construido un personaje femenino que es “villana”? Fácil, vive su sexualidad libremente o no sigue los mandatos sociales y es constantemente comparado con la mujer “buena” que es inocente y recatada. Se ha utilizado para representar a demonios, vampiros y otras criaturas. Algunos ejemplos pueden ser: Uma Thurman como Hiedra Venenosa, Elizabeth Hurley en “Al diablo con el diablo” (2000) o Margot Robbie como Harley Quinn.
Manic Pixie Dream Girl
Este término lo utilizó por primera vez el crítico de cine Nathan Rabin para definir al personaje de Kirsten Dunst en la película “Elizabethtown” (2005). Se trata de mujeres divertidas y alocadas que fueron escritas por los guionistas para mejorar la vida del personaje masculino principal que está melancólico o depresivo. Otro ejemplo puede ser Kate Winslet en “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos” o Mary Elizabeth Winstead (2004) en “Scott Pilgrim y los ex de la chica de sus sueños” (2010).
Born Sexy Yesterday
Estos personajes femeninos suelen ser no-humanas y llegan al mundo a descubrirlo todo, por lo que tienen la mente de una niña y el cuerpo de una mujer adulta y se caracterizan por ser inteligentes, poseer poderes, pero son infantiles y están sexualizadas como el personaje de Mila Jovovich en “El quinto elemento” (1997), Amy Adams en “Encantada” (2007) o Emma Stone en “Poor Things” (2023).
La mujer heroína
Estas mujeres realizan las hazañas que suelen hacer los varones en las películas de acción o de superhéroes por lo tanto tienen que representar los roles de la masculinidad hegemónica para poder ser consideradas como “fuertes” aunque suelen vestir ropa sexy. Tenemos como ejemplo a Sarah Connor de la saga Terminator, Ellen Ripley de la saga de Alien o Furiosa en Mad Max Fury Road.
¿Cuál es el problema de estos estereotipos? Debido a la influencia que tiene el cine, la televisión y las plataformas de streaming, pueden reforzar nuestros prejuicios y, de esta manera, estimular las desigualdades en la sociedad.
Es importante que las y los trabajadores de la Industria Cinematográfica tomen conciencia sobre su impacto negativo y que las y los espectadores reflexionemos y abramos el debate acerca de lo que consumimos.
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