¿Qué hay detrás de “el sueño americano”?, ¿está al alcance del inmigrante?, ¿se deja de ser “ajeno” alguna vez? Estos son algunos de los disparadores del film protagonizado por Adrien Brody, Felicity Jones y Guy Pearce, coescrito por la pareja de cineastas Brady Corbet (Vox Lux) y Mona Fastvold (The World to Come) y dirigido por Corbet.
“El brutalista” relata la vida de Lázló Tóth (Brody), un talentoso arquitecto húngaro/judío que, tras sobrevivir al campo de concentración de Buchenwald, viaja a Estados Unidos para reencontrarse con su esposa Erzsébet (Jones) y rehacer su vida. Allí es persuadido por el magnate Harrison Lee Van Buren (Pearce), quien le propone diseñar y construir un edificio sin precedentes.
El drama histórico expone, a lo largo de unas cuantas denuncias, la experiencia del inmigrante post Segunda Guerra Mundial y la necesidad de la expresión y la trascendencia a través de un arte arquitectónico exclusivo de la época: el brutalismo.
El director apunta contra la clase privilegiada de Estados Unidos que alimenta su estatus a través del talento de los foráneos, convirtiéndolos en elementos útiles pero desechables. “Este país está podrido” se escucha afirmar a Erzsébet casi al final e intensifica la crítica a la podredumbre del país más poderoso del mundo que está a la expectativa de quienes llegan desde países desbastados persiguiendo la promesa de un mejor futuro.
Filmada en VistaVision y proyectada en 70 mm, con una banda sonora estremecedora, actuaciones impecables y una duración de 3 horas y 35 min, el film remite a la época dorada de Hollywood, por lo que era previsible su buen desempeño en la temporada de premios que, aunque “Anora” de Sean Baker finalmente obtuvo el Oscar a Mejor Película, ganó en las categorías de Mejor Fotografía, Mejor Banda Sonora y Mejor Actor Principal.
“The Brutalist” es una película épica, devastadora y oscura sobre el exilio, la inmigración y la trampa del capitalismo que hay que ver.
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